A través de la meditación, accedemos a la fuente de conocimiento ilimitada.

A través de la meditación, accedemos a la fuente de conocimiento ilimitada.

Durante mi primer año en Múnich, solía correr en el bosque con una labrador que mi familia de hospedaje traería a casa, dos meses después de mi llegada. Allí, con nada más que mi compañía oraba, reflexionaba, exteriorizaba el dolor que guardaba en mi corazón, por el pasado, lo que quise y no pudo ser…

Luego, sentí compasión. Me llené de amor inconmensurable; era tanto, sentí dicha y felicidad. Experimenté una gran capacidad para amar. Sentía que respiraba amor. Allí, descubría la fuente inagotable de amor. Mi primera experiencia espiritual y metafísica. Supe desde entonces que no debía seguir suplicando ser aceptada y amada, que la llave a la fuente estaba dentro de mi. Solamente debía buscarla y siempre la encontraría. Entonces, un proceso de transformación tomó lugar en mi y mi manera de percibir y entender la vida. Me deshice de apegos y relaciones que robaban mi paz interior. De repente me sentí el ser humano que siempre idealicé, me hallaba en equilibrio. Frágil armonía, que pronto se desestabilizaría en la rutina y la vida agitada de la ciudad. 

Comenzaría una búsqueda de ese estado que únicamente reencontraría a través de la práctica regular de meditación. Iniciaría un curso de meditación de Sant Rajinder Singh en su centro de meditación en Múnich. Me identificaría con las descripciones en su libro «Heilende Meditation», acerca del camino hacia el jardin de la felicidad que reside en nosotros mismos. 

Las personas buscan huir por diferentes medios del dolor y desilusiones de la vida; estados de placer y la satisfacción de los sentidos son las formas más comunes, que nunca representan una solución.

Muchos pensadores, filósofos, sanadores, místicos y líderes religiosos han dedicado sus vidas a la búsqueda de libertad y felicidad duradera y eterna. Desde hace algunos años, cada vez más y más personas de occidente han descubierto en la meditación, el camino a la libertad interior y felicidad duradera. Santos y místicos de todos los tiempos testifican que la libertad y felicidad verdaderas, yacen en nosotros mismos.

-Estudios controlados revelan un atenuamiento del miedo con la práctica regular de la meditación, así como la mejora en condiciones como nerviosismo, insomnia, asma, dolor crónico, arritmia cardiaca y fobias. (Meditation and Psychotherapy, Canadian Journal of Psychiatry. Octubre 1989)

A través de la meditación nos encontramos en conexión con una energía divina, esa energía se manifiesta como una amorosa luz. Cuando nos conectamos con esa luz en nosotros, experiementamos profunda libertad, dicha y felicidad, como no podemos encontrar en este mundo, es tanta, que no queremos dejar ese estado. 

Lo hermoso de la meditación es que esa felicidad interna se mantiene aún en nuestras actividades diarias, mi nivel de concentración se ha elevado y con la práctica regular se convierte en un hábito controlar nuestra atención. 

Pude ver que esa luz que está en mi, está en todos. Se empieza a reconocer que todas las almas somos una parte de Dios. Todos somos integrantes de una familia. Cuando vemos nuestra unión básica, desarrollamos compasión y amor por todos los seres vivos y nuestros semejantes. No queremos ver a nadie sufrir. Nos convertimos en personas no violentas y pacíficas. 

La transformación personal comienza con un estilo de vida que nos permita elevar nuestra conciencia espiritual, de esa manera desarrollaremos características como pacifidad, sinceridad, pureza, humildad, sencillez y servicio desinteresado. La libertad interior y transformación personal conducen a libertad y paz en el mundo externo. 

-La conciencia espiritual es de hecho la conciencia del todo. Es el conocimiento de todo lo que hay por saber. Es como si tuvieras acceso a una red que guarda todo el conocimiento. A través de la meditación, tenemos acceso a esa fuente de cononcimiento ilimitada-. Rajinder Singh. Heilende Meditation.Wissenschaft der Spiritualität, München 2012. 

Un abrazo cargado de amor, 

LH.

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